A pesar que con frecuencia se habla sobre los filtros para autos, pocos son los que saben para qué sirven, de qué tipos hay y cada cuánto se deben cambiar.
Para empezar, los filtros del auto son aquellos que se encargan de ayudar a limpiar constantemente los agentes contaminantes, desechos e impurezas que diariamente ensucian el cuerpo interno del vehículo, ¡son de vital importancia!
Estos se dividen en 4 tipos: filtro del aire, filtro de aceite, filtro de gasolina y filtro del habitáculo. Cada uno de ellos representa una parte vital del vehículo y es primordial mantenerlos en buen estado para que su funcionamiento sea óptimo.
Cuáles son los filtros de mi auto y cuándo debo cambiarlos?
Filtro de aire
El filtro de aire es, ubicado al inicio del circuito de admisión del motor, es uno de los elementos más importantes y esenciales del auto. Su función es retener el paso de cualquier impureza que pueda acceder al motor y así evitar que la cámara de combustión se vea afectada y las paredes de los cilindros se degraden.
Ten muy en cuenta que su mantenimiento es primordial, pues el motor se vería seriamente afectado en caso de que no funcione correctamente.
Por este motivo, es recomendable realizar el cambio de filtro de aire cada dos revisiones del vehículo o cuando el auto haya alcanzado los 10 000 a 15 000 kilómetros recorridos.
De igual manera, es importante que en cada revisión se compruebe el estado del filtro y ver que todas las fibras se encuentren en perfecto estado.
Filtro de aceite
El filtro de aceite tiene tanta importancia como el filtro de aire puesto a que su función es recolectar las impurezas que circulan por el interior del motor, así como también evitar que cualquier viruta metálica, partículas de polvo u hollín, ocasionen daños a los materiales internos del motor.
Se recomienda realizar el cambio del filtro de aceite cada 10 000 kilómetros recorridos, de lo contrario podría presentar un deterioro que reduzca la vida útil del motor.
Filtro de combustible
El filtro de combustible es aquel que retiene e impide la entrada a diversos agentes contaminantes e impurezas derivadas del combustible con el fin de evitar que estos elementos obstaculicen la inyección de gasolina al motor.
Las consecuencias en caso de que este filtro falle van desde perder potencia y detenimiento completo del motor hasta pérdidas significantes de combustible y por supuesto, un aumento considerable en el consumo de gasolina.
En el caso de los vehículos diésel, el filtro de combustible tiene mucha más importancia, debido a que aloja la humedad generada de este tipo de gasolina, por lo que la vida útil del filtro es mucho menor.
Es importante realizar el cambio cada 40 000 kilómetros recorridos en el caso de los vehículos a gasolina y cada 30 000 kilómetros en el caso de los diésel.