El carro usado pasa por uno de sus mejores momentos en los últimos años, para bien o para mal, gracias a la pandemia del covid-19. El temor al contagio en el transporte público tiene a una gran cantidad de personas buscando un «segundazo» en buenas condiciones porque el virus cambió los hábitos de consumo, y más que transportarse o viajar, la gente busca protegerse.
De esta manera, el carro particular es una de las opciones que hoy más gente está considerando para su movilidad, junto a las motos y las bicicletas, en detrimento del transporte público.
“Debido a las circunstancias que se han presentado por la pandemia, la gente no quiere invertir mucho en sus carros, quiere concentrarse en el usado porque al fin y al cabo lo que importa ahora es en qué transportarse ya que han cambiado un poco las prioridades”, explica Luis Enrique Moreno, gerente comercial de Districar.
Esta situación comenzó a gestarse en el segundo semestre del año pasado, cuando si bien hubo una disminución en el número de traspasos con relación al 2019, esta no fue tan acentuada como ocurrió con las ventas de vehículos nuevos.
En medio de la pandemia, por cada carro nuevo se vendieron 3,8 usados.
En el 2019 esa proporción fue de 3,5 a uno y en el 2018 de 3,2 a uno. En el 2020 se realizaron 722.977 traspasos y en enero de este año, 44.949.
Este boom también ha generado comportamientos que no se veían hace mucho tiempo. Una alta demanda de usados, especialmente en el rango de precios hasta los 40 millones de pesos; y el aumento del precio de los carros usados y nuevos, a tal punto que escasean en los concesionarios.
En ese orden de ideas, encontrar modelos como Chevrolet Spark (2013), Renault Logan (2015), Chevrolet Sail (2016) o Aveo (2009) y Mazda2 del 2015 es complicado porque figuran entre los más apetecidos en el mercado y es muy difícil hallarlos en concesionarios por su relativo ‘bajo’ precio.
La ausencia de estos modelos en los concesionarios se explica también porque son ‘negocios de bajo riesgo’. “No es lo mismo negociar un carro de 15 o 20 millones que uno de 70 u 80 millones de pesos, donde el riesgo aumenta, entonces de esos carros baratos normalmente se entera el vecino, un amigo o un familiar y se venden en transacciones directas entre conocidos, explica Moreno.
Además, en el último año la alta demanda ha generado una leve ‘alza’ en el precio de sus vehículos. La percepción real de que se tenía ‘más plata que carro’ se ha equilibrado un poco y la gente tiene la idea de que no está ‘perdiendo’ tanto dinero y más si lo vende directamente, sin intermediarios.
La escasez, dice Ricardo Suárez, gerente general de Usados del Grupo Continautos, es normal. “Siempre habrá algún vecino, un familiar o un amigo que está interesado en comprarlo. Eso es bueno y es malo.
Es bueno porque es un mercado que se mueve muy rápido, y es malo porque hay escasez en las vitrinas. La gente le tiene mucho miedo al transporte público por el contagio”.
Por eso, Luis Enrique Moreno agrega: “Ahora lo que la gente piensa es en salir de la pandemia y estar bien de salud, de tal manera que en este momento hay mucha demanda por los carros baratos y se ha frenado el apetito por los vehículos de mayor costo porque hay un poco de inestabilidad en la parte laboral, hay incertidumbre”.
VENTAS DE USADOS VAN EN ALZA
Otras razones para entender lo que está ocurriendo con el mercado del usado las da Fernando Gómez, de Autocity, quien coincide en que la pandemia modificó los hábitos de consumo, lo que ha llevado a una variación en la oferta y la demanda.
Las marcas también han visto reducida su producción por el aislamiento, ya que la baja o nula productividad de autopartes afectó la inmediatez de oferta de los nuevos, entonces la gente que quería estrenar se volcó al usado.
Eso, explica Gómez, “produjo una burbuja de inflación de precios. En este momento, después de tantos años cuando los precios de los usados tenían un comportamiento normal, que bajaban o se mantenían más o menos, comenzaron a subir ligeramente porque no hay suficientes nuevos y eso crece el interés por uno de segunda mano”.
“Estamos viviendo un mercado de mentiras, de precios, de oferta y de demanda más elevados porque la gente sigue necesitando su carro para protegerse, antes lo compraba para tener comodidad, estatus, lujo, y todo eso varió porque ahora la necesidad es cuidarse en un transporte particular”, agrega Gómez.
Usados como nuevos de verdad
Aunque hoy la prioridad es la salud, no es menos cierto que los usados siempre han tenido el “plus” del ahorro en gastos como matrículas, impuestos y la depreciación de los primeros años, costos que paga el primer dueño. Tal vez lo único negativo es no tener esa sensación del ‘olor a nuevo’, que es secundaria.
Suárez explica que, “con lo se compra un nuevo se puede conseguir un muy buen usado, de mejores características, más equipado y la gente se ha dado cuenta de eso y compra en concesionarios porque les ofrecen alguna garantía”.
No obstante, además de la crisis generada por la pandemia, hay otro fenómeno que empezó hace varios años. Hoy es posible conseguir un ‘usado’ con olor a nuevo gracias a una estrategia de las marcas y concesionarios, en la cual ambos ganan: matricular a nombre del distribuidor carros nuevos y luego ofrecerlos a terceros, sin uso. Con este truco, las marcas suben la cantidad de unidades vendidas así no estén realmente en el público. Y por el otro, los concesionarios reciben un bono económico que usualmente dan las marcas por cumplimiento de las cuotas.
Con esta ‘venta ficticia’ se genera una oferta de vehículos cero kilómetros pero que venden como usados, a un menor precio o con descuentos por matrícula y gastos iniciales, lo cual es un gancho para atraer nuevos clientes y mover el inventario.
“Esto le ayuda a la marca para subir sus unidades vendidas y también al concesionario porque se rota el inventario. Se venden a un precio más económico sacrificando la utilidad básica, pero el bono lo compensa”, explica Moreno. Inclusive, ganan más con los premios que con la utilidad básica del vehículo y este tipo de ofertas está latente en el mercado de “usados nuevos”.
De todas formas, hoy es posible conseguir un carro usado en muy buen estado, mejor equipado y con poco kilometraje porque el confinamiento mantuvo los carros en los garajes, la gente no ha podido viajar y hay muchas personas trabajando en sus casas.
Sin embargo, dice Camilo Gutiérrez, el kilometraje ya no pesa tanto en la decisión de compra. “Eso ya no existe, o tiene menos incidencia. Los motores duran más, hay un mercado con carros de kilometrajes altos que son apetecidos porque ya no se reparan motores, o si lo hacen es en los pueblos a donde llegan con 300.000 kilómetros o más”.
Así ven el 2021
La moda o el boom del buen momento del usado continuará este año, o al menos se extenderá durante el primer semestre. “Esta situación está atada a que haya un poco más de tranquilidad con respecto a la salud, es decir, con la vacuna (…). Se va a mantener durante este primer semestre de 2021”, sostiene Luis Enrique Moreno.
“Esta dinámica va a seguir, se sentirá durante todo el año. Viene desde hace seis meses y debería continuar”, agrega Ricardo Suárez, mientras que Fernando Gómez asegura que la demanda en este momento es alta en todas las gamas de usados, y el 2021 “será un año de mucha expectativa, muy difícil para los concesionarios por lo que hagan las plataformas on line y el renting. “Están vendiendo a unos precios muy altos y eso genera una especulación muy dura. De todas formas, no va a ser fácil, será un año de mucha prudencia en el mercado”.
Fuente: Revista Motor https://www.motor.com.co/actualidad/industria/carros-usados-moda/35754